domingo, septiembre 09, 2007

CHÁVEZ Y LA LLAVE DE LA PAZ



Esta columna fue escrita en 2007. El concepto básico sobre cómo conseguir el objetivo apalancando acción política en ejercicio de la violencia está vigente, con los obvios cambios del contexto que incluyen la actual inutilidad del Polo Democrático como vehículo.

La ambición de expandir la revolución bolivariana a Colombia enfatiza ahora en los medios políticos aprovechando la debilidad del Gobierno Santos y el desmonte de la Seguridad Democrática. Ni las FARC ni Chávez han abandonado esa pretensión.

El Nuevo Herald, 7 de septiembre de 2007Caricaturas de Osuna - http://www.elespectador.com/
25 de agosto de 2007


RAFAEL GUARIN

Inexplicablemente, el gobierno Uribe convirtió a Hugo Chávez en la vedette de la paz, arrojó cinco años de aislamiento internacional impuesto a las FARC y aceptó de facto que se le reconociera carácter político. El teniente coronel es consciente de que en sus manos puede estar la libertad de los secuestrados, pero sobre todo el triunfo de su revolución en Colombia y, con ello, la consolidación del ``bloque regional de poder''.

El anunciado reencuentro con las FARC, esta vez público, debe tener a Raúl Reyes preguntándose: si nos reciben en el Palacio de Miraflores, ¿por qué no lo harán Correa, Ortega, Lula, Kirschner, Castro, Evo o el propio Sarkozy? ¿Acaso la paz no lo justifica? Y, ¡coincidencia! Chávez acaba de ampliar el club de amigos con el exguerrillero Daniel Ortega y el apoyo de Lula. Uribe, que gruñía porque los vecinos no llamaban terrorista a las FARC, deberá ahora soportar que abiertamente les den tratamiento político.

Aunque es posible que se dé la liberación total de los secuestrados, en realidad es poco factible. Las FARC no cederán en el despeje de Florida y Pradera y en reintegrar a sus filas los guerrilleros presos, puntos en los que afortunadamente Uribe es aún ``inamovible''.

Esa situación conduciría más bien a un fracaso que Uribe utilizaría para legitimar el rescate militar y Chávez para desvirtuar vínculos con la guerrilla. No obstante, eso no comulga con el tratamiento que deben dar las FARC a quien consideran su principal y potencial socio estratégico. Tampoco con el expansionismo chavista.

Se abre entonces un escenario intermedio. Es más probable que liberen uno o varios secuestrados, pues la lógica terrorista y su experiencia les indica que son los cautivos quienes les permiten obtener réditos políticos. Preferirá soltarlos a cuentagotas, a medida que sus planes avancen, sin descartar una nueva masacre, como la de los once diputados, para mantener la agenda y disuadir operaciones de rescate.

Chávez aparecerá en esa escena como el hombre que tiene la llave para la paz y Uribe como el obstáculo. Se reiterará que no habrá paz mientras no haya un gobierno que privilegie la negociación, desmilitarice territorios y confine a las fuerzas armadas a los cuarteles. Para ambientarlo las FARC habrán aprendido que cada acción militar fortalece la línea dura del gobierno y quizás enfaticen en generar hechos políticos y hacer propaganda. Ya debieron percatarse que en las coyunturas en que su discurso se posiciona, como la marcha de Moncayo, Uribe queda a la defensiva.

Los ''farianos'' son expertos maniobreros. En 1998 condujeron a los candidatos presidenciales a emular en ofrecimientos sobre la zona de despeje. Y en 2006, como lo dijo en su momento el analista Vicente Torrijos, buscaron ''una segunda vuelta electoral'' y que se pudiera ``concertar con el candidato opositor algún tipo de preacuerdo sobre una eventual negociación basada en un despeje militar''.

Como lo enseñó Mao, la guerrilla juega a que la movilización popular produzca ''un vasto mar para ahogar al enemigo''. Los documentos de su IX Conferencia confirman que se propone, con una renovada combinación de todas las formas de lucha, aprovechar los espacios legales y las contradicciones entre las fuerzas democráticas para doblegar en las urnas la voluntad de combate del Estado.

En ese contexto, el Polo Democrático sabe que es la opción ante el uribismo. Chávez comprendió que el Polo es el vehículo más apropiado para su revolución y las FARC que no accederán al poder por las armas. En 2010 convergen todos esos intereses. El ascenso al gobierno del Polo sería el desmonte de la seguridad democrática, el estatus de beligerancia a las FARC y un proceso de paz que con Chávez en la sombra puede culminar en una Asamblea Nacional Constituyente que instaure el socialismo del siglo XXI. No será el ''vasto mar'' de Mao sino un verdadero cataclismo.

Chávez puede tener la llave de la paz. Pero una paz que es la victoria de las guerrillas. Cualquiera diría que todo se justifica en nombre de la paz. No creo. Creo que la libertad y la democracia no se pueden sacrificar. El reto es construir escenarios de paz sin arrasar los principios básicos de la democracia liberal. Por fortuna, son más los colombianos que se opondrán a tamaño despropósito.